Park City comenzó a permitir perros en los autobuses en junio para aumentar el uso del transporte público al eliminar una barrera para los residentes y visitantes con amigos peludos.
Casi 200 perros subieron a los autobuses de Park City Transit entre mediados de julio y finales de agosto, según un informe del personal. Más de 70 de esos viajes fueron en la línea morada ampliada, que está dando servicio a los inicios de senderos en Bonanza Flat por primera vez este verano.

Hasta ahora, no se han reportado problemas y solo hubo una queja de un pasajero, que se refería a la limpieza del autobús.
“Estos resultados sugieren que el programa está siendo utilizado de manera responsable por los dueños de mascotas y es compatible con las operaciones de transporte actuales”, dice el informe del personal.
El programa piloto está programado para expirar el 1 de noviembre. Pero el personal del departamento de transporte de la ciudad recomienda establecer una política permanente para perros en los autobuses durante todo el año.
En su reunión del 25 de septiembre, se le preguntará al Concejo de Park City si apoya permitir a los caninos durante todo el año y si se debe hacer algún cambio a la política.
Según las reglas actuales, los perros deben llevar correa y bozal, y se les pide a sus dueños que suban por la puerta trasera y se sienten en la parte de atrás del autobús.
El informe dice que se consideró una política estacional, pero tener que mantener a los pasajeros y conductores al tanto de las reglas matizadas se considera un inconveniente.
“Una política durante todo el año es más simple, más fácil de comunicar e implementar y apoyar mejor el objetivo general de la ciudad de fomentar el uso del transporte público”, afirma el informe.
Los animales de servicio siempre han estado permitidos en los autobuses de Park City. Los perros no están permitidos en los autobuses de High Valley Transit, que operan entre Park City y el condado de Summit.
La Municipalidad de Park City es un patrocinador financiero de KPCW.
Artículo traducido por Connor Hollison